Mi sendero

Soy una afortunada porque formo parte de esta vida, en este planeta, en estos tiempos. Mi alma ha decidido nacer en Rusia, en una familia muy abierta a la espiritualidad. Tuve la gran suerte de que ninguno de mis seres queridos se opuso en mi búsqueda todo lo contrario, escuchaban, con interés, mis historias sobre las visiones y percepciones de los seres extraños y energías diferentes.

Mi abuela fue mi gran aliada en estos asuntos y me ayudaba a desarrollar mis capacidades perceptivas. Al acabar mis estudios en la Universidad en los años 90, por cierto, muy difíciles para todo pueblo ruso, decidí trasladarme a España, a León, donde sigo residiendo actualmente. Siempre sentí que con España tuve un vínculo mucho más allá de esta vida.

¡Aquí comenzó mi verdadero despertar!

En mi camino, aparecieron personas -a las que yo llamo maestros temporales- que me enseñaron a sacar mi potencial, a reconciliarme conmigo misma, a perdonar, a soltar los apegos… Cuando conseguí hacer una parte de este trabajo, llegó otra clase de maestros a mi vida.

Sobre todo, cuando tuve una profunda conexión con los Registros Akáshicos, ahí entendí que me estaban guiando hacia un camino especial que tampoco prometía ser fácil. Porque fui comprobando que los aprendizajes cada vez eran más intensos y duros, una verdadera lucha interior para apaciguar el Ego. Hasta que un día me pidieron hacer una charla sobre los Registros Akáshicos para un grupo de personas en un centro de yoga, ese día, entre los nervios y cierta inseguridad por hablar en público, ocurrió la magia.

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Fue una voz interior muy clara que me dijo:

“Ahora sí, es tu momento. Difunde tus conocimientos y sigue aprendiendo».

Ahora no imagino mi vida sin los ángeles, ni sin mi Guía espiritual. Siento un profundo agradecimiento a todas las personas que aparecieron en mi camino y siguen apareciendo, enseñándome lo valiosa que es la vida y la elección del alma.

Sobre todo, nunca dejaré de agradecer a mis dos grandes maestras que me eligieron antes de nacer como su madre. Son mis dos hijas a las que mi alma también ha elegido para caminar en el sendero de la vida, aprendiendo de las experiencias regaladas por el Universo. Estas dos bellas almas, con unos dones especiales, hacen que el mundo sea un poquito más luminoso.

Mi compromiso es difundir los mensajes de los Guías, enseñar a los demás a conectar con los Registros Akáshicos y con los ángeles para que seamos esos faros de luz y amor tan necesarios en este Planeta.